¡Que te sirva de lección para no dejarte arrastrar nunca por tu mal genio! - ¡Calla esa boca, mamá. -protestó con aspereza la Cangrejita-.
-exclamó el Marqués, llorando a lágrima viva- ¡PermÃtame besarle la mano! -¡Y permite, querida mamá. que yo te abrace llena de orgullo!
Pedro Antonio de Alarcón
¡Después, ni siquiera eso! Yo le habÃa dicho a mamá la semana antes: —¿Pero qué le hallan tú y papá, por Dios, para torturarnos asÃ?
La casa no tenÃa puertas sino en la pieza que habitaba mamá. pues como habÃa dado desde el principio en tener miedo, no hice otra cosa, en los primeros dÃas de urgente instalación, que aserrar tablas para las puertas y ventanas de su cuarto.
Conocieron, en fin, que lo único verdaderamente útil y eficaz que podÃan hacer por el desventurado, era llamar en seguida a un facultativo. - Mamá -dijo la valerosa joven-.
Pedro Antonio de Alarcón
Papá, que entraba en ese momento, me detuvo del brazo, y enterado por mamá de lo que yo habÃa dicho, me empujó del hombro afuera, lanzándome de atrás: —Tu madre se equivoca; lo que ha querido decir es que ella y yo—¿lo oyes bien?—preferimos verte muerta antes que en los brazos de ese hombre.
-¡Escupir! -dijo el general-, ¿Qué palabrota es esa? ¿Cuándo la oÃste a tu papá o a tu mamá. La aprenderÃa ahà abajo. A Jorgito, empero, le dieron una moneda de cuatro chelines, que no fue a parar a la pastelerÃa, no, sino a la hucha.
Hans Christian Andersen
CorrÃa, como si en tal momento no se pudiese perder minuto. CorrÃa, porque Fernando, al oÃr el cántico, habÃa murmurado bajito: -¡Qué precioso, mamá !
Emilia Pardo Bazán
-Esa no es cuenta mÃa. Puede usted rezar, o dormirse, o hablar con mamá. Yo tengo que seguir arreglando el baúl de papeles de mi difunto padre.
Pedro Antonio de Alarcón
Ahora bien, mi querida Angustias: atorméntame mucho la idea de si estará usted pasando apuros y molestias en tan agravantes circunstancias, por la exagerada presteza con que su mamá me hizo efectiva aquella suma (reducido precio de las seis solicitudes, cuyo borrador escribà y hasta copié en limpio), y pide a usted su consentimiento previo para devolver el dinero, y aun para agregar todo lo demas que usted necesite y yo posea.
Pedro Antonio de Alarcón
Ahora bajaba raramente al patio; salÃa a tomar el aire en el coche, con su mamá. y siempre que pasaba saludaba con la cabeza al pequeño Jorge del portero.
Hans Christian Andersen
¿Por qué se han opuesto ustedes, como si fuera indigno de pisar esta casa, a que me visite? Mamá. sin responderme, me hizo salir.